Es común encontrarnos en los medios de comunicación a un político hablando sobre la pobreza en su comunidad, departamento o en su país. Todos siempre toman actitudes de sabios, con voces engargoladas, inflando el pecho y haciendo movimientos exagerados con las manos, cuando se refieren a sus planes de gobierno, para conquistar a los posibles votantes.
Sus seguidores aplauden expresando simpatía y a la vez grintando sus esperanzas para que en un futuro muy cercano sus problemas comiencen a tener solución.
Una vez que ese candidato político gana las elecciones, sean comunales o de un país, los problemas de los votantes pasan a un último plano. Viene de inmediato las prebendas, los pactos, los acuerdos con el sector del poder económico y religioso. Una vez más quedan en la llanura todas las ilusiones de los votantes, quienes algún día despertaran para ponerlos en su lugar negándoles las posibilidades de una nueva candidatura.
¡Bienvenidos(as) estudiantes a este espacio!
domingo, 20 de septiembre de 2009
Análisis del discurso
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